21 ago 2010

La Reina Aishwariya


Se llama Aishwariya Rai y es la reina de Bollywood. También dicen que es una arpía. A mi me parece bien: arpía es un adjetivo que combina fabulosamente con el título de Reina.

Aishwariya posée un físico deslumbrante, ya sea llevando un sari, en vaqueros o luciendo un Gucci de alta costura. Tiene una notable voz de pito y dotes para el baile sincopado, cualidades imprescindibles si quieres ser actriz en una peli india. Por si eso fuera poco es acreedora de unos tremendos ojos azules capaces de desmontar al espectador más exigente, a los que sabe dotar de ingenuidad y candor. Ya se sabe, en Bollywood las chicas deben ser muy castas y muy puras. De hecho en las cintas indias no hay besos en los labios; hay insinuaciones, hay acercamientos, pero nunca besos explícitos.

Aishwariya acaba de hacerse con un papel digno de su status: el de prota de The Robot, la película con la que Bollywood pretende asaltar los mercados occidentales. La verdad es que el cartel indio, así como las primeras imágenes que nos llegan, prometen un potosí multicolor de fastos visuales. Toda la salsa del cine de Bollywood, -mucho colorido (impagables las imágenes de Aishwariya en Machu Pichu en plan starlette de revista) , muchas canciones, muchos bailes, personajes paródicos, interpretaciones maniqueas, muchos extras, entusiasmo y exceso- en un film de acción al gusto occidental. No en vano el argumento se puede resumir como la suma de Termintor y Romeo y Julieta con happy ending y es la producción más cara de la historia de toda la cinematografía india. 25 k € se han gastado en producirla. ¡Bravo Aishwariya!

Como partenaire tiene a uno de los mayores astros del cine hindú, como no podía ser de otra manera. Rajinikanth es su nombre, tiene este aspecto y para colmo se hace llamar Superstar Rajinikanth. Este señor, entrado ya en la sesentena -no nos escandalicemos; juntar sesentones con treintañeras no es patrimonio exclusivo de Bollywood- parece carecer de todo pudor y es la segunda estrella mejor pagada del cine asiático, tras Jackie Chan, (a tenor de su galería de imágenes, debe gastarse buena parte de su sueldo es pelucones). Y es que otra de las constantes del cine de Bollywood es que, así como sus actrices son preciosas jóvenes y gráciles, sus estrellas masculinas son mas bien poco agraciadas para los gustos occidentales, tirando a horteras y con una desmesurada afición a la laca que pondría libido a más de un ecologista.
En Robot, Rajinikanth interpreta a la máquina a la que hace mención el título que se enamora perdidamente de la estupenda Aishwariya, como no. En la India él es cabeza de cartel, relegando a la diosa a un segundo termino (incomprensible!). Para su lanzamiento en occidente, se potencia la presencia de Aishwariya Rai, mucho más conocida por estos lares tras haber participado en varias producciones de Hollywood.

Al parecer, Robot tiene asegurada la distribución internacional. Sinceramente, no se si eso incluye nuestro país. Dudo de que podamos disfrutarla fuera de los festivales temáticos. Si finalmente llega a nuestras pantallas, por supuesto iré a verla; no me pierdo tamaño monumento al kitch, aunque sea con metraje reducido y los trailers adaptados a gustos occidentales.

Lo que está claro es que Bollywood se está imponiendo. Desde aquel mítico anuncio de Coca Cola del 2004, cada vez va siendo más frecuente ver películas o espectáculos de Bollywood o inspirados en su peculiar manera de hacer cine. Las productoras indias, más flexibles y dinámicas que las majors americanas, tiene los ojos puestos en Europa y América, mercados que todavía se le resisten. Para ello están adaptando argumentos, estética y formatos haciéndolos más asequibles a los gustos occidentales pero sin perder la esencia que los caracteriza: alegría de vivir, exceso, música y baile. Ahora mismo se está rodando una filme de Bollywood íntegramente en nuestro país. Sería muy curioso ver el resultado.

Todo sea para que la Reina Aishwariya amplíe sus dominios y nos someta bajo su yugo. Yo me dejaría gustoso la verdad. E incluso me animaría a levantarme del asiento para bailar y cantar sus canciones, como dicen que hace el público en las salas de cine de la India.

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