29 sept 2010

El primero de la clase

Esta es una de las estaciones de recarga de energía eléctrica para vehículos que el Ajuntament de Barcelona está instalando por la ciudad. No creo que sea la primera, pero sí que es la única con la que yo me he topado de momento. Esta está destinada a ser una de las más frecuentadas pues la han colocado en una de las esquinas de la Pça. Catalunya, justo la que da con la Calle Fontanella, frente a una de las salidas de El Corte Inglés, en pleno centro. Ya veremos cómo se lo van a montar los coches si tienen que detenerse allí para recargar la batería, con la de tráfico que soporta esa zona.
De momento cumple su función como reclamo publicitario porque la gente que deambulaba por ahí se la quedaba mirando. Incluso preguntaban a una patrulla de policías municipales apostados en aquella esquina para ahuyentar a los del top manta y que no tenían ni pajolera idea de qué era aquello, ni si estaba ya en funcionamiento ni de cómo iba. Tiene una pegatina con instrucciones de uso, pero como casi siempre en estos casos, es bastante incomprensible.
No creo que vaya a tener mucha demanda en estos momentos. La utilizarán los vehículos de limpieza de las calles y poca cosa más. Pero es bueno que vayamos familiarizándonos con estaciones de este tipo. Los vehículos eléctricos debería ser una realidad en breve. Al parecer lo que se impondrá en un futuro próximo será el coche híbrido como paso intermedio al coche eléctrico 100 %.

Hace poco pillé por casualidad el documental titulado: Who killed the electric car? que emitía uno de esos canales temáticos de documentales, no recuerdo cual, sinceramente, a altas horas de la madrugada. En él se explica la breve pero significativa historia de los coches americanos eléctricos que se desarrollaron a finales de los 90 y primeros años del 2000.

En 1990 fue aprobada en California una ley considerada revolucionaria en su momento: la Ley del Vehículo de Emisión Cero. Mediante esta ley se obligaba a todos los fabricantes que querían vender coches en California a tener en sus catálogos modelos no contaminantes. Las empresas empezaron a desarrollar modelos. GM fue la única que lanzó al mercado uno, el EV1. Era un coche sencillo y funcional con una autonomía de 130 km que para sorpresa de todos, tuvo una acogida más que aceptable. Hasta aquí todo bien.

Pero a la vez que el Gobierno de California rebajaba los niveles de exigencia de su ley, presionado por las petroleras, GM detenía la producción del EV1, desmantelaba las instalaciones para su fabricación, cerraba los concesionarios y recuperaba uno a uno toda la flota de EV1 para enviarlos todos al desguace.

Como culpables de este fracaso el documental señala:

-A las petroleras, por supuesto, que presionaron todo lo que pudieron y más para frenar el desarrollo del coche eléctrico por motivos obvios.
-A las empresas de automoción. Los coches eléctricos tienen motores muy sencillos que resisten mucho, mientras que los motores de combustión interna necesitan mucha más asistencia, reparación, piezas… El coche eléctrico no era negocio.
-Al Gobierno de California, por reducir sus exigencias.
-Al Gobierno USA con el actualmente desaparecido George Bush a la cabeza. En aquellos momentos del auge del coche eléctrico, Bush anunció ayudas por valor de 1500 millones de dólares para desarrollar el motor de hidrógeno. Según el documental, el motor de hidrógeno es una utopía. Como poco faltan más de 100 años para tener la tecnología necesaria para poder hacerlo asequible. Por eso lo apoyan las empresas petroleras, porque saben que jamás se desarrollará. Y es de todos sabido que Bush tenía intereses personales o familiares en el negocio del petróleo…
-Y por último, a los propios consumidores, que vivieron sin demasiado entusiasmo el auge y caída de los coches eléctricos.

Espero de verdad que esta vez, por le interés de todos, la cosas vaya un poco más en serio. Me gustaría pensar que vamos avanzando, ni que sea a trancas y barrancas.

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