17 sept 2010

Contento a pesar de todo


Estoy contento a pesar de todo.

En las últimas semanas han tenido lugar distintos festejos taurinos a lo largo y ancho de todo el país. De todos, el más llamativo y quizás sanguinario, ha sido el llamado Toro de la Vega, en Tordesillas (Valladolid). Consiste en matar un toro a lanzazos ya sea a pie o a caballo. Este año no dejaron grabar el martirio. Argumentaban que quieren que el toro muera en la intimidad. En la intimidad de los 80 lanceros que gritan, vitorean, jalean y aplauden su muerte. Data del siglo XVI, un siglo más que la Santa Inquisición. Toda una tradición.

Hace unos días, saltó de nuevo la polémica. En este caso por unos grillos. Un millar de éstos insectos formaban parte de un montaje artístico. Estaban vivos, o más bien moribundos, pegados a paneles o atravesados por un alfiler. Los cálculos de los organizadores garantizaban que al menos una semana los grillos permanerían con vida, pero por si las moscas, tenía unos cuantos de miles más en cajas para sustituir a los muertos. Pero el primer día de exposición, una señora, ofendida por el montaje, fue a su casa, cogío un bote de Baygon y acabó con la agonía de los insectos. El artista dice no entender la polémica. Sólo quería que la gente reflexionara sobre la necesidad de vivir el momento. Claro que sí, vive el momento, que cualquier día puede venir un gilipollas, clavarte en un muro y ponerte en una sala de exposiciones.

Pues como decía, estoy contento. Contento porque la noticia ya no es el festejo en sí o la originalidad de la exposición. La noticia es la polémica que suscita, la cantidad de personas que lo censuran. La gente no se enorgullece ya tanto de decir que va a los toros, lo dicen con la boca pequeña. No se ven tantos famosos en las plazas. Saben que ésto puede dañar su imagen. En Andalucía, cuna de la tauromaquia, recogen firmas para llevar al parlamento la prohibición de las corridas de toros. Quedarán años aún, pero es el comienzo...
Los bárbaros no entienden como en pleno siglo XXI se prohiben corridas de toros o exposiciones sádicas. Ellos no obligan a nadie a presenciarlas. Que cada cuál elija. Faltaría más. Dicen que dónde ha quedado la libertad. Que en los tiempos que andamos, prohibir no tiene sentido..
Pues dejemos de prohibir la pornografía infantil, que los pedófilos no obligan a nadie a consumirla. O la violencia de género, que total, el maltratador no te obliga a pegarle a tu mujer, ni a verlo, que para eso lo hace dentro de casa.

Así que estoy contento a pesar de todo.

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