El otro día me encontré a mi amigo Angel. Estaba muy enfadado y desanimado. Se sentía estafado por sus clientes, que cada vez le exigían más por menos, por la ciudad que encontraba cada vez más insufrible, por los amigos, a los que casi ni veía y por la vida en general.
-Algo tiene que cambiar-, dijo. -Tiene que haber un cambio importante.
Estuve totalmente de acuerdo y hoy, al leer esta noticia, me he acordado de él.
Al parecer las multinacionales no sólo nos toman el pelo a los ciudadanos de a pie, si no que también se cachondean de empresas-clientes e incluso instituciones sagradas como los equipos de fútbol.
En este caso se trata de la multipoderosa y archiconocida Nike. Sobre la multinacional americana pesan rumores y sospechas que corrieron hace años acusándola de utilizar niños menores en régimen de casi exclavitud en países del sudeste asiático para fabricar sus productos. Aquello quedó en nada pues Nike hizo un gran despliegue de imagen con campañas publicitarias y de relaciones públicas que echaron tierra sobre el asunto. El caso que nos ocupa ahora es bastante distinto y de menor calado si lo comparamos con la sospecha de esclavizar niños, pero no por eso deja de ser significativo.
Como todo el mundo sabe Nike es la empresa que viste a los jugadores del FCBarcelona en el terreno de juego. Cuando en mayo el equipo blaugrana presentó los uniformes que lucirían los jugadores en la temporada 2011-2012, Nike aprovecho para sacar pecho y presentó un nuevo tejido de última generación que denominó con el nombra de Dri-Fit con el que estaban confeccionadas dichas camisetas. Las novedades que presentaba el tejido en cuestión eran básicamente que estaba elaborado en base a un tipo de plástico reciclado y que absorbía el sudor rápidamente y casi de inmediato lo evapora, dejado el cuerpo de los jugadores seco y confortable para optimizar su rendimiento.
Cuando el Barça hizo su gira americana pre-liga, los jugadores ya se quejaron de la camiseta: el material artificial no sólo no absorbía el sudor si no que favorecía su creación. Y tampoco lo evaporaba tal como habían explicado los técnicos de Nike, de manera que la camiseta acababa pesando mucho.
La respuesta de Nike fue lanzar pelotas fuera, nunca mejor dicho. Se excusaron diciendo que los partidos se habían jugado en situaciones extremas de calor y humedad, lo que había afectado al tejido en cuestión. El Barça aceptó esas explicaciones. Pero la liga se ha puesto en marcha y los problemas con la dichosa camiseta no se han solucionado. Los jugadores llevan varios partidos quejándose. Algunos incluso se han tomado molestia de pesar la prenda antes del partido y a la media parte. El resultado es que la camiseta pesa entre 200 y 300 gramos más. Y lo peor de todo es que el tejido Dri-Fit se adhiere al cuerpo volviéndose muy incómodo y desagradable. Nike ha dicho que en un plazo máximo de dos semanas soluciona el tema.
¿Cómo una empresa de ese tamaño es capaz de lanzar un producto high tech al mercado sin haberlo testado siquiera? ¿Si Nike se comportar de una manera tan poco responsable -y tan poco inteligente- con una entidad como FC Barcelona, donde un jugador estornuda y tiene repercusión en la prensa de los cinco continentes, qué debe hacer con los productos que nos venden a nosotros, simples mortales de a pié sin acceso a los medios ni plataformas?
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